jueves, 21 de agosto de 2008

XXIII ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES EN NEUQUEN

Desde todo el país, llegamos el sábado 16 de agosto a la inauguración del XXIIº Encuentro Nacional de Mujeres con sede en Neuquén. No era uno más: enmarcado en la profunda crisis política en la que está sumido el gobierno como parte del conflicto que mantuvo con los dueños del campo en los últimos meses, este Encuentro no fue indiferente a esa situación. El gobierno, los sindicatos y los sectores afines al kirchnerismo ya hace tiempo que dejaron de organizar grandes delegaciones de mujeres que participen en los Encuentros. Hasta el diario Página/12 hizo un gran silencio este año... era mejor taparse los ojos y los oídos a un Encuentro que, evidentemente, iba a pronunciarse contra el gobierno de Cristina Fernández, donde los derechos de las mujeres siguen postergados. Por eso, fue un Encuentro más pequeño que otros. Sin embargo, no pudieron evitar que casi cinco mil mujeres llegaran a Neuquén y se encontraran, una vez más, para debatir sus ideas e intercambiar sus experiencias sobre la violencia, el derecho al aborto, el feminismo, la trata, la adolescencia, la sexualidad, los derechos de las trabajadoras, el lesbianismo, la desocupación, el hambre... con ganas de pisar esta tierra de los piquetes, del Cutralcazo y Teresa Rodríguez, de las enormes luchas docentes y de Carlos Fuentealba, de la fábrica Zanon, recuperada por sus trabajadoras y trabajadores en lucha por la expropiación.
¡Nada con los explotadores de las trabajadoras rurales!
Al día siguiente, el diario La Mañana de Neuquén titulaba “El campo divide a las mujeres” y
señalaba que no se había consensuado un documento único para la apertura del Encuentro. Por
primera vez en veintitrés años, el PCR – CCC pretendió dividir el Encuentro, pretendiendo imponer un documento de apertura que expresaba exclusivamente su política, transformándose en un saludo al lock out patronal de las entidades del campo que, en los extraños términos del maoísmo criollo, fue una “rebelión agraria”... ¿rebelión le llaman a los patrones derramando miles de litros de leche en las rutas, cuando nuestros hijos sufren de desnutrición? ¿rebelión le dicen al
desabastecimiento encabezado por la golpista y oligarca Sociedad Rural que terminó afectando a
nuestras familias y golpeando a nuestros bolsillos? Así quiso imponerlo, en la Comisión Organizadora, con su método de “consenso” que consiste en que si no se tiene acuerdo con las directivas del PCR , hay que aguantársela. Pero no pudo hacerlo: un bloque de la Comisión
Organizadora, integrado por compañeras de distintas corrientes y grupos de mujeres, junto con las trabajadoras de Zanon, planteamos que no íbamos a permitir que se entregaran los Encuentros a la patronal del campo, que explota el trabajo de las mujeres, niñas y niños, bajo la ley videlista del peón rural, una de las más esclavistas leyes laborales que ningún gobierno ha derogado desde la dictadura.
Por eso presentamos nuestro documento que, aunque intentaron que no pudiera leerse, empujándonos para que no podamos entrar al estadio donde transcurría el acto, se terminó leyendo ante más de mil compañeras. Sostuvimos que “es necesario levantar una posición independiente tanto del gobierno como de las patronales del campo a favor de las mayorías, la clase trabajadora y el pueblo pobre, entre quienes las mujeres sufrimos la carga más pesada.”
Más de 600 compañeras de todo el país viajaron con Pan y Rosas

Las más de seiscientas compañeras de Pan y Rosas de todo el país que fuimos a Neuquén
–trabajadoras de la alimentación, del INDEC, de la salud y la educación, obreras textiles, telefónicas, metalúrgicas, de laboratorios, empleadas domésticas, jubiladas, desocupadas, amas
de casa, estudiantes secundarias y universitarias-, además de participar en decenas de talleres
sobre las más diversas temáticas, acercamos al Encuentro tres propuestas para impulsarlas
junto con miles de otras mujeres. En primer lugar, impulsar una amplia y activa campaña
unitaria por el derecho al aborto con pintadas, actividades callejeras y artísticas, que se exprese
el próximo 28 de setiembre en las calles de todas las ciudades; movilizarnos el próximo 25 de
noviembre, Día de Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres, contra las redes de trata de mujeres, niñas y niños, que cuentan con la complicidad y participación de funcionarios del poder
político, la justicia y las fuerzas represivas y contra todo tipo de violencia contra las mujeres. Y,
además, apoyar la campaña de las trabajadoras y trabajadores de Zanon por la expropiación
definitiva de la fábrica, junto con la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras.
La experiencia de este XXIII º Encuentro Nacional de Mujeres renueva nuestras energías para
volver a nuestras ciudades con la firme convicción de sumar a otras compañeras, las que comparten nuestro trabajo o nuestro lugar de estudio, nuestras vecinas y amigas, para redoblar la lucha por nuestros derechos y hacer que Pan y Rosas esté presente en cada facultad, en cada escuela, en cada barrio y en cada lugar de trabajo. Porque no pedimos ¡exigimos! nuestro derecho al pan, pero también a las rosas.

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